Es un herbívoro que habitaba la mayor parte del territorio argentino pero fue cazado hasta el extremo. La Fundación Rewilding opera con éxito su recuperación, en varios puntos de la Argentina.
Por Alicia Delgado, bióloga – Rewilding Argentina
El venado de las pampas habitaba la mayor parte del territorio argentino. Recorría pastizales y llanuras en grandes manadas de cientos de individuos. Pero la cacería, la competencia e introducción de enfermedades del ganado y la pérdida de hábitat lo llevaron al borde de la extinción, y la especie quedó marginada a un puñado de venados en solo cuatro rincones de toda la Argentina.
Su distribución en Corrientes quedó restringida a los malezales de la cuenca del río Aguapey. Aquí su retracción se vio acelerada por el avance de la frontera forestal, la degradación de los pastizales por sobre pastoreo y los ataques de perros utilizados para el manejo de la hacienda.
Desde el año 2006 monitoreamos a la población del Aguapey a través de conteos anuales que manifiestan una dolorosa tendencia negativa, y lo mismo sucede con las otras tres poblaciones remanentes del país. El escenario era preocupante y cuanto más tiempo pasaba las posibilidades de ayudar a evitar la extinción de la especie disminuían.
En ese contexto, en el año 2009 Rewilding Argentina junto con Tompkins Conservation inician el Proyecto de Reintroducción del Venado de las Pampas, cuyo objetivo es crear una réplica de la población del Aguapey dentro del Gran Parque Iberá, donde la especie había desaparecido hacía varias décadas.
Las campañas de captura fueron intensamente planificadas para disminuir todo tipo de riesgos. Primero había que capturar a los individuos y trasladarlos hacia el interior del Parque Iberá, donde pasarían los primeros días recuperándose del viaje en corrales ubicados estratégicamente, que eventualmente se abrirían hacia la vida en estado silvestre. Si bien este tipo de intervenciones ya eran realizadas exitosamente con distintas especies alrededor del mundo, para la Argentina eran novedosas y en algunos sectores generaban más dudas que certezas.
Dardos anestésicos, drogas específicas, vehículos aptos para transitar en los malezales, avionetas, helicópteros y un gran equipo conformado por guardaparques, veterinarios, biólogos y colaboradores, dentro de una lista sinfín, fueron necesarios para encarar semejante responsabilidad. Colegas brasileños expertos en el manejo de la especie nos compartieron su amplia experiencia en este tipo de intervenciones y dieron el puntapié inicial clave para la formación del equipo local.
Finalmente, entre nervios, ansiedad y miradas expectantes, se realizó en julio de 2009 la primera campaña de translocación de venados de las pampas, que resultó en el movimiento exitoso de los primeros seis individuos y marcó el inicio de recuperación de la especie.
A medida que el equipo se consolidaba y adquiría experiencia, el venado recuperaba fuerzas y esperanzas dentro de un área protegida. A tan solo un año de haber llevado aquellos seis ya se empezaban a registrar los primeros nacimientos. Hacia el año 2017 se habían establecidos dos núcleos poblacionales dentro del Parque Iberá: uno en San Alonso, conformado a partir de veintidós individuos fundadores, y otro en Rincón del Socorro, a partir de quince. Para entonces, las crías ya se contaban de a decenas.
Hoy, a casi quince años de aquella primera campaña y con alrededor de 300 individuos, la población de venado de las pampas de Iberá, en Corrientes, es la que presenta la mayor densidad de venados (individuos por unidad de superficie) de Argentina —seis veces mayor que en cualquier otro lugar del país—; además, es la tercera población más importante de Argentina, la única que presenta tendencia poblacional positiva y la mayor resguardada en un área protegida.
El manejo activo realizado sobre esta especie fue crucial para el éxito alcanzado. Este experiencia sirve de antecedente para ser replicada en otros sitios en pos de la conservación del venado y de otros ciervos amenazados de Argentina.
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