Desde el año 2001 hay que sacar los dispositivos de los bolsos y valijas para que el escaneo en los aeropuertos sea más eficiente y el proceso de control más agil.
Hasta el 11 de septiembre de 2001, los pasajeros podían pasar el control de seguridad con equipaje de mano abultado, líquidos en sus valijas, cinturones, llaves en los bolsillos y hasta cuchillos en los bolsos. Los atentados terroristas islámicos en Nueva York lo cambiaron todo y de manera profunda y duradera. Tras estos devastadores ataques, los procesos de control en todo el mundo cambiaron de la noche a la mañana.
Se confiscó todo lo que pudiera considerarse un arma. En todo el mundo, los viajeros tuvieron que quitarse de repente los zapatos, los cinturones y los abrigos, y depositar sus teléfonos móviles y ordenadores portátiles en contenedores de plástico. La cantidad de líquidos era limitada. Todo lo que pudiera utilizarse como parte de un artefacto explosivo improvisado era sospechoso.
Poco a poco, los terminales se equiparon con dispositivos más potentes y con tecnologías más avanzadas. Ahora no siempre es obligatorio sacarse los zapatos antes de pasar por el escaneo. Sin embargo, sigue siendo obligatorio sacar las computadoras y las tabletas de los bolsos y colocarlas sobre bandejas a parte. Es porque la batería y otros componentes mecánicos son demasiado densos para que los rayos X penetren con eficacia, sobre todo si el sistema de escaneado es antiguo. Lo mismo ocurre con los cables de alimentación y otros dispositivos como tabletas y cámaras. Esto significa que si estos objetos se dejan en la bolsa, el personal de seguridad no podrá determinar si existe una amenaza basándose en la imagen que están examinando.
Según la CNN, los agentes tendrían que marcar la bolsa para registrarla, lo que ralentizaría aún más todo el proceso. Es más fácil si todos los dispositivos están en la caja de plástico de la cinta transportadora desde el principio.
Sin embargo, durante los próximos años, este molesto control no será más necesario, porque las máquinas de última generación pueden analizar liquidos y baterías dentro de las valijas y las fundas, gracias a imágenes tridimensionales. Estos dispositivos ya existen y equipan algunos aeropuertos en Europa, como en el Reino Unido, España, Finlandia o Alemania.
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