Refugio Berghof: el tesoro histórico y natural de Bariloche

El refugio es uno de los destinos más representativos de San Carlos de Bariloche, en la provincia argentina de Río Negro. Está en el Cerro Otto, donde espera a visitantes de todo el mundo para compartir una historia de casi cien años.

Por Luca Briones, periodista del Seminario Ruta 40 @perioUNLP

Si uno juega a las escondidas en la Patagonia Argentina, tranquilamente podría ocultarse en el Refugio Berghof. Esta especie de guarida fue fundada en la década de 1930 por Otto Meiling, un inmigrante alemán considerado uno de los pioneros del montañismo en la Argentina. Junto con otros entusiastas de la montaña, construyó este sitio para tener un lugar seguro y acogedor para los excursionistas y escaladores que exploraban los Andes patagónicos. El refugio es una construcción de madera y piedra. En total continuidad con sus raíces históricas, hoy sigue siendo un lugar de encuentro para montañistas, aventureros y amantes de la naturaleza.

A lo largo de este recorrido, María Berta Sebastián, integrante de la Subcomisión de Refugios del Club Andino de Bariloche, comentó que: “Como propietaria del Berghof, según mi experiencia y conocimiento, el Refugio es el punto donde se inició históricamente el montañismo en Latinoamérica”.

La casa se encuentra cerca de la cima del Cerro Otto de Bariloche. El nombre de esta colina no homenajea a Meiling (en la foto), sino a Otto Goedecke, otro de los pioneros, también de nacionalidad alemana que llegó a la región de Bariloche en 1892. Vivió en la falda de esta montaña desde donde tenía, al igual que los huéspedes del Berghof en la actualidad, unas vistas panorámicas espectaculares sobre los lagos y las montañas circundantes.

El primer nombre de este lugar fue “Bergfreude” (en alemán, Alegría de montaña) y luego Berghof. Y junto con esta casa, el pionero Otto Meiling construyó un taller donde fabricaba esquíes. Fue el núcleo de la escuela de esquí Tronador, el punto desde el cual Bariloche se convirtió con el paso del tiempo en un destino de esquí internacional y el más importante del hemisferio sur. El Refugio Berghof no solo es importante por su valor histórico, sino que lo es también por su papel en la promoción del montañismo y la conservación del medio ambiente en la región. Ha sido un punto clave en la formación de generaciones de montañistas y sigue siendo un símbolo de la cultura andina en Argentina.

El Refugio Berghof es más que un simple refugio de montaña; es un símbolo de la pasión por la naturaleza y la aventura que caracteriza a Bariloche. Ya sea para una escapada de fin de semana o una expedición más extensa, este refugio ofrece una experiencia inolvidable en el corazón de la Patagonia.

Detalles del interior y del exterior del refugio (fotos: Luca Briones)

Cómo llegar al refugio

Hay varias alternativas de acceso: con vehículo, a pie o utilizando el teleférico (desde la estación que se encuentra en la Av. Pioneros km 5).

Para subir caminando al refugio, hay que seguir la picada aledaña. Contar unas 2 horas de ascenso.

“Para nuestra zona, para lo que es este bello y particular lugar, el Refugio Berghof representa y cumple la función de patrimonio de nuestra arquitectura e historia, y desarrollo a lo largo del tiempo. A los turistas que llegan al Refugio, los atraemos y le ofrecemos diversas actividades, aunque siempre rondan en los mismos ejes: momentos de gastronomía típica de esta zona, recorrido del museo y senderismo. El Refugio Berghof es un lugar de paz. Ni más ni menos. Es paz”

Maria Berta Sebastián, integrante de la Subcomisión de Refugios del Club Andino de Bariloche

Las actividades desde el Refugio Berghof

El refugio es un destino de visitas en sí mismo. Es además el punto de partida de muchas propuestas de senderismo y trekking. Las distintas alternativas tienen diferentes niveles de dificultad. Además, es la base de otras actividades.

  • Esquí y Snowboard: Durante el invierno, las laderas del Cerro Otto se convierten en un paraíso para los esquiadores y snowboarders.
  • Escalada: Los alrededores del refugio presentan varias rutas de escalada, adecuadas tanto para principiantes como para escaladores experimentados.
  • Observación de Fauna y Flora: La región alberga una rica biodiversidad, con avistamientos frecuentes de cóndores, guanacos y una variedad de flora autóctona, caracterizada por la presencia de pinos.
  • Pistas de esquí nórdico, centro de esquí alpino “Piedras Blancas” (y su sector de escalada con rutas equipadas)
  • Visitas a la piedra de Habsburg y la confitería giratoria.
  • Antigua casa de don Otto Mailing, hoy convertida en museo.
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