El skyr es una especialidad láctea cada vez más presente en los supermercados, pero también en las opciones de postres de muchos locales. Su popularidad traspasó los límites de Escandinavia y es ahora un producto de consumo en muchos países, como por ejemplo en Chile. ¿Por qué es tan popular este postre?
El skyr sustituye a la crema de leche o al queso fresco en platos dulces y salados y ofrece una interesante alternativa al yogur al momento del desayuno. Es un producto muy versatil que nació en las granjas de Islandia. Por lo menos lo conocemos en su versión actual islandesa, porque los historiadores estiman que podría ser originario de Noruega en tiempos vikingos. Tiene un sabor ligeramente ácido y es de fácil conservación. Son los dos elementos que explican su éxito a lo largo de los siglos y su actual difusión a escala mundial.
El vocable skyr se refiere originalmente a los fermentos utilizados para transformar la leche, dándole una textura firme y tierna. La receta original producía un producto ligeramente ácido. La industria alimentaria ha adaptado su sabor para atraer al público más amplio posible, coagulando la leche con los mismos fermentos que se utilizan en el yogur (Streptococcus thermophilus y lactobacillus bulgaricus), escurriéndola después para obtener una textura más densa, y aromatizándola o saborizándola.
Es un producto rico en proteínas (12-20 % según la marca) y bajo en grasas. Se puede degustar al natural, con azúcar y hasta con sal. Es un buen sustituto de la crema de leche o el queso fresco en platos dulces o salados.
Es un producto muy buscado por muchas franjas de las poblaciones como los deportistas, las personas mayores y los veganos (porque existen versiones a base de soja o leche de almendra)
Una receta: Pastelitos salados con skyr
(Ingredientes para 12 mini pasteles de aperitivo)
3 huevos – 200 gr de skyr – 150 gr de harina – 50 gr de pesto – media cebolla – 100 gr de queso en hebras – 100 gr de salchicha española – 1 sobrecito de levadura
Preparación: lavar, pelar y picar la cebolla / Cortar el chorizo en dados pequeños / Batir los huevos con el skyr / Añadir la harina y la levadura en polvo y, a continuación, el resto de ingredientes / Verter la mezcla en moldes para mini tartas y hornear a 180 °C durante 15 minutos.
Se sirve caliente o frío.
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