Belize, un destino para desconectarse y relajarse

Vivimos en un mundo hiperconectados que avanza a una velocidad vertiginosa. Hace falta cada vez más encontrar momentos -y lugares- para poder relajarse, cuidar la mente y el cuerpo y reconectar con la naturaleza y el ritmo sencillo de la Tierra. Belize es el lugar ideal para ello.

¿Qué tal planear unos días de descanso o incluso tomarse unas merecidas vacaciones? Belize, en Centroamérica, es el destino ideal para hacer realidad el sentimiento de carpe diem y bajar un poco el agitado ritmo de vida. Es donde nos espera una mezcla de aventura y tranquilidad. A continuación, algunos consejos para relajarse, disfrutar de Belize y encontrar la “Belicidad“.

Salir de la zona de confort

Aunque lo único que uno quiera hacer sea relajarse en la playa disfrutando algunas bebidas, es posible vivir grandes aventuras al aire libre en ese pequeño país. Hay muchas opciones: dar un paseo a caballo, practicar kayak en San Ignacio o montar en bicicleta por Caye Caulker (en la foto abajo) o Placencia. También se puede bailar al ritmo de la música Punta, para ponerle buenas vibras a la estadía.

La experiencia de un intercambio cultural

Al viajar por Belize, los turistas se encuentran con todo tipo de personas, de muchas culturas diferentes. De los mayas a los mestizos, de los criollos a los garinagu y muchos otros: ¡el país es un crisol de culturas! Cada uno de los integrantes de estos grupos tiene una historia para compartir. Belize es uno de los países más amistosos del planeta.

Meditar en diferentes entornos

Lo bueno de meditar en Belize es que se puede optar por diferentes paisajes, sea sobre la arena, en medio de la exuberante selva tropical o cerca de la orilla del río. La banda de sonido del país trae una multitud de sonidos: agua cayendo por inmensas cascadas, olas del mar Caribe, sinfonía de aves, y mucho más.

Vivir y aprender

Se puede realizar muchas actividades para perfeccionar nuevas habilidades durante una estancia en Belize. Se recomienda por ejemplo participar en un eco-tour cultural, para aprender a vivir y comer como los mayas o los garinagu. Explorar un jardín botánico para conocer las maravillas de la flora. Sobrevolar el mayor arrecife de coral vivo del hemisferio norte y el segundo del mundo. Disfrutar de las distintas tonalidades de azul del mar Caribe y de las numerosas islas y atolones de esta preciosa joya que es Belize.

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