Pasar del FOMO al JOMO para disfrutar mejor de un viaje

El turismo también está siendo impactado por estas grandes tendencias de las sociedades, que surgieron antes y después de la pandemia y cambian las conductas y las aspiraciones de los viajeros.

¿Y si el sol, la playa, conocer lugares nuevos, probar nuevos alimentos y dormir hasta tarde no fueran las únicas razones para irse de vacaciones? Para algunas personas, el JOMO es una motivación adicional. Al igual que el FOMO es una tendencia que viene marcando nuestras conductas y que es estudiado muy de cerca por las grandes empresas y los sociólogos. FOMO es el acrónimo de fear of missing out, el miedo de quedarse afuera o de perderse algo. El JOMO es su contrario: joy of missing out, la alegría -o el alivio- de perderse algo.

Irse de vacaciones significa hacer una pausa en la vida cotidiana durante días o semanas. Pero es también una fuente de ansiedad. ¿Qué pasará cuando estemos fuera? ¿Nos perderemos acontecimientos importantes? ¿Se notará nuestra ausencia? Estas preguntas son tan solo algunas de las que se plantean a muchas personas a la hora de preparar un viaje o cerrar la puerta de su vivienda antes de irse de vacaciones. Este miedo a perdernos algo, o FOMO, hasta impide a mucha gente de irse de viaje.

El FOMO se da en muchas situaciones de la vida. Pero la presión suele ser especialmente fuerte cuando se trata de las vacaciones, al igual que otros momentos muy esperados del año. Se genera entonces un sentimiento de insatisfacción entre los viajeros que están proclives a este estado. Y las consecuencias recaen tanto sobre el destino como sobre el agente o el prestatario del viaje o de la experiencia, que terminan siendo asociados a esta percepción negativa. Las redes influyen mucho, al mostrar solo costados brillantes y momentos particularmente felices de vidas ajenas. El FOMO nos hace pensar que nuestra vida, en comparación, no es tan agitada, brillante o feliz.

Al contrario, el JOMO es un verdadero motor para los viajes y el turismo. Los psicólogos y sociólogos lo ven como un “antídoto emocionalmente inteligente. Es sentirse contento con el lugar que uno ocupa en la vida. No necesitas comparar tu vida con la de los demás. El JOMO nos invita a bajar el ritmo, apreciar las relaciones humanas, prestar atención a nuestro tiempo, saber decir No y darnos descansos sin tecnología”.

El Expedia Group es una de estas grandes corporaciones que sigue de cerca estos dos fenómenos para poder entenderlos mejor. Acaba de insertarlos en su informe anual Horizons 2025, detallando que “en un mundo constantemente conectado, la tendencia actual es buscar un lugar donde escapar del ajetreo y la presión de la vida cotidiana para encontrar la paz interior y la tranquilidad”. Se focaliza particularmente sobre el JOMO, visto como una explicación novedosa y muy reveladora de las motivaciones para irse de vacaciones. Perderse ciertos acontecimientos es también una buena razón para irse de vacaciones…

El informe Horizons 2025 señala que para casi dos tercios (62 %) de los viajeros, un break en modo JOMO reduce el estrés y la ansiedad y, para casi la mitad de ellos, permite compartir momentos más significativos con seres queridos. Además de esto, es una actitud que también influye sobre la elección del destino y de las actividades… siempre y cuando uno no pase del JOMO al FOMO, porque algunos viajeros indican que cuando visitan un país o una ciudad por primera vez, a veces sienten angustia por no poder verlo y conocerlo todo.

Por suerte, para la industria del turismo y de los viajes, el JOMO es mucho más fuerte y difundido que el FOMO. Un estudio realizado en Europa indica que el 85 % de los viajeros viaja “en modo” JOMO: 89 % de la gente de menos de 34 años y 67 % de los mayores de 55 años. Mientras que el mundo sigue evolucionando a un ritmo frenético, caminar por el costado JOMO de la vida se convierte en una oportunidad para disfrutar verdaderamente de un viaje, saborear el momento, reforzar nuestros vínculos con nosotros mismos y con nuestros seres queridos, y crear recuerdos duraderos lejos de las distracciones digitales. Los antiguos romanos ya conocían el JOMO y tenían unas palabras para esta opción de vivir las cosas: Carpe Diem…