Asteroide 2024 YR4: ¿qué zonas del planeta están en peligro?

El asteroide 2024 YR4, descubierto en diciembre de 2024, es actualmente objeto de un creciente estudio por parte de la comunidad científica. Según los expertos, este objeto celeste podría rozar la Tierra o incluso colisionar con ella en 2032. Este artículo se centra en las zonas geográficas más expuestas a un posible impacto y las consecuencias asociadas.

El asteroide 2024 YR4 pertenece a la categoría de objetos cercanos a la Tierra, es decir, objetos celestes cuya órbita se cruza con la de la Tierra. Detectado por la estación ATLAS de Chile, se estima que este asteroide tiene un diámetro de entre 40 y 90 metros, lo suficientemente grande como para causar daños importantes en caso de impacto.

Corredor de riesgo: ¿qué regiones están en peligro?

La trayectoria actual del asteroide 2024 YR4 sugiere que podría golpear ciertas regiones específicas del planeta. David Rankin, científico del Proyecto de Investigación Catalina Sky de la NASA, ha estimado un “corredor de riesgo” que incluye principalmente países cercanos al ecuador y del hemisferio sur. Las zonas potencialmente afectadas son :

América del Sur
Venezuela: alto riesgo de impacto debido a la proximidad del corredor orbital.
Colombia: varias ciudades podrían verse afectadas en caso de explosión atmosférica.
Ecuador: un impacto en el mar podría generar tsunamis que amenazarían las costas.
África
Nigeria: alta densidad de población, impacto potencialmente catastrófico.
Sudán: un impacto en una zona desértica limitaría las pérdidas humanas, pero provocaría cambios climáticos locales.
Etiopía: la geografía montañosa podría influir en la dispersión de las ondas de choque.
Sur de Asia
India: uno de los países más vulnerables debido a su densa población.
Pakistán: un impacto en tierra podría causar importantes daños urbanos.
Bangladesh: país de baja altitud, un tsunami generado por un impacto en el mar sería devastador.

regiónposibles consecuencias
Océano PacíficoOlas de tsunami de varios metros de altura
Bosques tropicales (Amazonia, África Central)Incendios masivos y destrucción de ecosistemas
Zonas urbanas densasDestrucción de infraestructuras, pérdida masiva de vidas humanas
Regiones desérticasContaminación climática, polvo arrojado a la atmósfera

La NASA estima actualmente en un 2,3 % la probabilidad de un impacto con la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Es probable que esta cifra cambie a medida que se realicen observaciones con telescopios.

La agencia espacial vigila la trayectoria de 2024 YR4 utilizando herramientas como el telescopio espacial James Webb, con el fin de afinar los cálculos de probabilidad e identificar cualquier cambio en la órbita del asteroide.

Consecuencias de un impacto en zonas habitadas

Un impacto en una de estas regiones podría tener efectos devastadores, entre ellos :

Una explosión equivalente a 8 millones de toneladas de TNT, 500 veces más potente que la bomba de Hiroshima.
Destrucción que podría extenderse en un radio de 50 kilómetros.
Tsunamis en caso de impacto en el océano, con olas que podrían alcanzar varias decenas de metros.
Alteración del clima debido al polvo y los escombros lanzados a la atmósfera.
Planes de respuesta y estrategias de defensa
Ante estos riesgos, las agencias espaciales internacionales están estudiando varias soluciones:

  1. Impacto cinético: inspirado en la misión DART de la NASA en 2022, este método consiste en enviar una nave espacial a impactar contra el asteroide para alterar su trayectoria.
  2. Desviación gravitatoria: esta técnica se basa en el uso de una nave espacial masiva estacionada cerca del asteroide para modificar su órbita gracias al efecto gravitatorio.
  3. Explosión controlada: podría detonarse una carga nuclear cerca del asteroide para fragmentarlo o alterar su trayectoria. Sin embargo, esta opción sigue siendo controvertida por los riesgos medioambientales y políticos que conlleva.

El asteroide 2024 YR4 supone una amenaza potencial para determinadas zonas del planeta, especialmente en Sudamérica, África y el sur de Asia. Aunque el riesgo de impacto sigue siendo bajo, los científicos continúan perfeccionando sus observaciones y desarrollando soluciones globales de defensa para prevenir cualquier catástrofe. Los próximos meses serán cruciales para seguir la evolución de esta amenaza desde el espacio.